Somos una pareja franco-alemana
Una Francesa y un Alemán
Una Francesa y un Alemán – juntos en Guanaqueros
Nos vamos al campo!
Esta aventura comienza en 2019, cuando decidimos cambiar el concreto y la vida acelerada de la ciudad, por la calma y los espacios abiertos que ofrece la vida en zonas rurales.
Los inicios: una casa y arbustos secos
Cuando llegamos a Guanaqueros, el terreno contaba con una sola casa construida en el área de la parcela, que había sido, casi en su totalidad, despojada de vegetación.
Sobrevivieron uno que otro árbol de eucalipto unos pocos guayacanes y dos litres.
La parte trasera del terreno si conservó vestigios de vegetación xerófila característica de la zona, en combinación con un terreno rocoso bordeando una antigua quebrada.
De segunda vivienda a centro de la vida
Inicialmente, mientras vivíamos en Santiago, la casa se utilizaba durante la época de vacaciones. Al mudarnos, se transformaría en nuestra vivienda principal, y contemplando el potencial del terreno dada la tranquilidad , la belleza de los atardeceres y la naturaleza circundante, decidimos construir ocho cabañas, para iniciar un proyecto de alojamiento para aquellas personas que como nosotros, buscan la tranquilidad y la reconexión con la naturaleza.
Si estás pensando en darle un giro a tu vida, reiventarte, Ocho Oaguilas puede ser la oportunidad que estás buscando para hacerlo.
Sin prisa pero sin pausa
El proceso ha sido progresivo pero sin tregua. Los contratiempos iniciales seleccionando especies para crear áreas verdes, fué dando pié a un proceso más estructurado, en donde se plantaron especies resistentes para crear un oasis para la fauna nativa, principalmente aves, para posteriormente iniciar un proyecto de reforestación exclusivamente con especies nativas de la IV región.
Casas de madera hechas en situ
Las cabañas se construyeron in situ, después de varios meses de estudio para lograr la mejor distribución y garantizar la máxima comodidad posible a los huéspedes, así como las mejores vistas a los paisajes circundantes.
Tal como su nombre lo indica Ocho Águilas en un proyecto autosustentable: todo remanente de cualquier proceso, es reinsertado en este ecosistema que se va creando:
Los restos de podas se utilizan en combinación con el compost producido con la lombricultura, para nutrir los suelos.
Los remanentes de la construcción de las cabañas han servido para elaborar muebles, decks y pajareras (un plus para las avecillas, que cada vez son más númerosas!).
Creamos un espacio de paz y tranquilidad – el recinto puede alojar hasta 26 personas en pernocta.
El recinto, delimitado por una empalizada, da la bienvenida a grupos cerrados, familias o empresas, la capacidad máxima es de 26 personas en pernocta.
La distribución de las cabañas es la combinación perfecta entre ambientes relajados y privacidad, donde cada unidad tiene una terraza propia en la que tomar el desayuno si la idea es levantarse tarde.
El diseño general incorporamos zonas de descanso y amplios espacios que invitan a ser recorridos para descubrir “escondites secretos” donde instalarse a leer un libro, contemplar la naturaleza, decks que pueden utilizarse para la práctica de yoga o meditación, o recargar energías en la cama de cuarzo, subir a la torre mirador para disfrutar de una vista 360 de las áreas circundantes, entre ellas el cerro de Guanaqueros.
Todas estas opciones se suman para materializar el lema Ocho Aguilas: “Desconexión de la rutina y el estrés”.
Tributo a los Diaguitas – esta región es la suya!
Como tributo a una de las culturas ancestrales de la zona, replicamos, con la ayuda de Ricardo Romario, un artista local, motivos de inspiración inca-diaguita, diferentes en cada una de las puertas de las cabañas; tomando como base vestigios de cerámicas halladas en las diversas excavaciones que se han realizado en el pueblo, y que Ricardo también ha plasmado en secciones de la “Caleta la Safá”, obra de su padre, conocido como “El loco Careo”.
La decoración interna de las cabañas es sencilla, pero prima siempre una alegoría a la naturaleza, ya sea en los colores utilizados, o en los motivos de las sábanas que se asocian a la vegetación que nace después de la lluvia.
En las instalaciones prima la madera, para tener un conjunto armónico con la casa patronal que fué la primera construcción como ya mencionamos.
Reforestación con plantas autóctonas de la región
Para contribuir con la preservación del medio ambiente y tratar de recrear la vegetación original de la zona decidimos crear una zona de reforestación con arbustos nativos, en el área del terreno que desde un principio se mantuvo inalterada: donde un segundo litre domina la vista haciendo complemento al que está más cerca de las cabañas.
En esta zona hemos plantado árboles de quillay, aromos, alcaparras, molles.
Y para tener variedad, de acuerdo a los planteamientos de la agricultura sintrópica; uno que otro árbol frutal: papayos, mandarinas, y almendros; aparte de una variedad de cactus que recuperamos de desechos hallados en la vía hacia Tongoy.
Un proyecto que avanza según la inspiración
A medida que pasa el tiempo y sin plan maestro, se han ido incorporando detalles según nos ha guiando la inspiración. La idea es ir disfrutando el proceso de ir creando algo nuevo cada vez. Esto solo es posible cuando la mente está en calma. Cada cosa a su tiempo.
Creemos que hemos iniciado un buen camino, los arbolitos están creciendo fuertes y los cactus ya han comenzado a mostrar sus primeros brotes.
Nuestro nuevo hobby: la fotografía del cielo nocturno (astrofotografía)
Nos encontramos en una zona con escasa contaminación lumínica lo que hace que residir en Ocho Águilas, en plan de visita , o de forma permanente, pueda transformarse en una experiencia de observación de los astros a ojo descubierto, o inspirarse con un hermoso cielo estrellado y experimentar con la astrofotografía, para lo cual la iluminación de la parcela se mantiene al mínimo necesario para no interferir con la visual celeste.